Kiss - God of Thunder
El verano del 2011 va a estar cargadito de estrenos cinematográficos para los amantes de los tebeos (aunque algunos de ellos exhalen un tufo decepcionante como poco): Capitán América, X-Men: primera generación, Linterna Verde...
Y como preludio a tan portentosa sinfonía comiquera, este próximo 29 de Abril se estrena la película dirigida por el laureado Kenneth Branagh Thor, con guión basado en las admirables aventuras que este dios ha disfrutado en las páginas de Marvel, gracias también a la labor de Stan Lee y Jack Kirby.
Es posible que una parte de la popularidad contemporánea de este dios septentrional provenga de sus andanzas junto a Iron Man, Hulk o el Capitán América (como miembro fundador de los Vengadores) y otros personajes (pavorosos Celestiales, su felón hermanastro...); pero no debemos olvidar que su origen, donde se han inspirado tanto el fantástico dúo marvelita como Branagh, es el sistema de creencias politeístas de los antiguos pueblos germánicos (sajones, teutones, catos, islandeses...) en especial el escandinavo.
"Earth's Mightiest Heroes"
En su nacimiento, como muchas otras divinidades, debió ser una deidad celeste protectora pero relacionada con la fuerza desatada de la naturaleza, finalmente adquiriendo rasgos claramente bélicos. Son evidentes ciertas similitudes con el primitivo Odín o Wotan, sobre todo en su crudeza elemental, pero muy pronto Thor o Donar ganó en popularidad a Odín Allföðr, a pesar de que éste era el patriarca del panteón y superior en jerarquía.
Los motivos, quizás su benevolencia hacia los mortales y ciertas particularidades, (seguramente procedentes de otra importante deidad guerrera: Týr) de tipo judicial y asuntos legales, que lo hacían más próximo a las vicisitudes humanas. Así Odín se convirtió en deidad tutelar de la nobleza y Thor de la del pueblo.
La etimología de su nombre nos remite precisamente a su naturaleza brutal: antiguo nórdico Þórr a su vez proveniente del germánico común *Þunraz, que significa trueno.
De hecho, es fundamentalmente conocido por ser el dios del trueno y para hacerse valer más, posee un martillo o hacha (según tradiciones), Mjölnir (demoledor), que cuando es arrojado a la tierra por su dueño crea las chispas que llamamos relámpagos.
Este martillo o hacha tiene la particularidad de no fallar nunca el blanco y regresar a la mano de Thor siempre, además de disfrutar de una fuerza destructora colosal.
Inicialmente es presumible que fuera concebido como un meteorito caído del cielo pero más adelante, y como se recogió en las Eddur (singular Edda), su creación se asignó a Eitri y Brokkr, dos hermanos elfos o enanos, durante una apuesta singular con Loki.
Este arma fue durante siglos distintivo de todo lo que representaba el dios y símbolo de resistencia frente a la cristianización.
Pero Thor estaba dotado de otros atributos también: un carro tirado por dos machos cabríos (a los que el dios podía devorar y, si no rompía sus huesos, devolver a la vida), un cinturón especial que duplicaba su fuerza, Megingjörð (encontramos un objeto similar en el cinturón de Brunilda del Cantar de los Nibelungos) y unos guantes de hierro especiales para manejar el mango excesivamente pequeño de su martillo/hacha.
Ludwig Pietsch Thor en su carro
También hallamos semejanzas entre Thor y otras divinidades de diferentes panteones indoeuropeos como: Tarhun de los hititas, era el dios del Cielo y las tormentas, representado con un triple rayo en la mano y su arma era un hacha de doble filo; Indra deidad principal védica, Señor del Cielo, regía la atmósfera, las tormentas y llevaba una espada con forma de rayo; Perkūnas, deidad principal del panteón báltico de los cielos, las tormentas, las montañas y los robles, probablemente germen de la divinidad finesa (aunque los fineses no sean indoeuropeos) Perkele o Ukko, de características similares a las que estamos enumerando; o el archiconocido Zeus o Júpiter del mundo grecorromano.
Estos paralelismos y "reprocidades" entre deidades indoeuropeas fue estudiada minuciosamente por Georges Dumézil, asentando las bases de la nueva Mitología Comparada y tratando también de establecer una correspondencia entre el esquema mítico y teológico con la organización social de los indoeuropeos: administración de lo sagrado, del poder (físico, político) y la función propiamente productiva (agricultura, la fecundidad).
Dumézil aplicó esta trifuncionalidad al panteón germano, equiparando al Odín o Wotan al Varuna védico con su función soberana, a Thor a Indra con su función guerrera y Freyr o Fricco a los Natsaya con su función generativa. Aunque las características específicas de la teología escandinava se calibran mejor sin las limitaciones del esquema trifuncional, estudiando las particularidades de cada dios individualmente.
Georges Dumézil
¿Y dónde debemos acudir para conocer mejor a nuestro protagonista de hoy?
Pues básicamente a la poesía escáldica, a la Edda (Mayor y Menor), las Sagas compiladas a partir del s. XII y a los datos previkingos ofrecidos por Tácito en su Germania, donde presentó a las deidades bajo nombres latinos (Thor era Hércules).
La poesía escáldica era un tipo de lírica islandesa y escandinava, cultivada durante la llamada Era Vikinga (s. IX-XII) compuesta por el llamado skald, un poeta-guerrero asociado a la corte, que interpretaba bajo unas estrictas formalidades estilísticas y métricas de gran complejidad, las hazañas de sus reyes y nobles. A destacar en lo que nos concierne Þórsdrápa (no confundir con los incluidos en la Edda Menor), compuesto en el s. X por Eilífr Goðrúnarson, donde se cuentan las habituales triquiñuelas de Loki para hacer que Thor se enfrente a Gigantes.
En cambio la Edda (Mayor y Menor) se trata de una recopilación de poemas e historias de carácter mitológico, nacidas de la tradición oral popular. La Edda Mayor o también conocida como Edda en verso, recoge en sus poesías la mayor fuente de conocimiento hasta el momento de Mitología nórdica: 38 en total, 29 de los cuales están comprendidos en el Codex Regius, el manuscrito más antiguo e importante éddico datado del s. XIII, aunque evidentemente las referencias de algunas composiciones son bastante anteriores. Entre los poemas que forman este códice, básica para comprender la cosmogonía nórdica es la Völuspá, donde se explica la creación y también destrucción del mundo (Ragnarök); así como también merece la pena echar un ojo a la curiosa composición Hárbarðsljóð, en la que Thor es ridiculizado continuamente por un barquero (Odín o Loki disfrazado en realidad): Paleto, solamente eres un pobre vagabundo, un pedigüeño descalzo, un bandido y un ladrón de caballos. Mi barca no es para los hombres como tú.
La Edda Menor o también conocida como Edda de Snorri por el nombre del autor, Snorri Sturluson, es la compilación en prosa que realizó este poeta islandés en el siglo XIII y que contiene gran cantidad de historias mitológicas donde trata de educar a los poetas en el difícil arte de la poesía escáldica, así como un prefacio al estilo de Pródico de Ceos en el que el autor introduce la idea de que los antiguos dioses no eran sino personajes históricos remotos recordados de manera fabulosa.
¿Y qué nos cuentan todas estas fuentes sobre Thor?
A grandes rasgos y sin entrar en detalles concernientes a sus aventuras, se trata del dios más valeroso de todos, campeón que lucha contra las fuerzas del caos y cuyo poder no muestra ambivalencia como el de Odín, ateniéndose a la ética guerrera con lógica y sin dar pie a confusión. Pertenece a la raza divina de los ases o aesir en contraposición a los vanes o vanir, de substrato pre-indoeuropeo, naturaleza pacífica y promotores de la fertilidad. Sus padres son Odín y la Tierra (Jörð), su esposa Sif. Suele ser descrito con cabellos rojos y alborotados, algo burdo en maneras y formas, complexión robusta y a veces de ingenio torpe, aunque es denominado también El Pensador Profundo. Su árbol consagrado era el roble (¿alguien recuerda a Thorin II Escudo de Roble?), también de cierta importancia entre otro pueblo vecino indoeuropeo más antiguo: el celta.
Muere envenenado tras matar a su eterna némesis la serpiente Jörmungandr.
Johann Heinrich Füssli Thor luchando contra Jörmungandr
A lo largo del tiempo sus características han ido evolucionando y, con la llegada del cristianismo, su conversión a demonio enemigo de Dios no evitó que haya llegado su figura hasta nosotros incluyendo su propia veneración, que se sigue realizando en la actualidad por sectas neo-paganas y restos del antiguo culto en zonas rurales de Escandinavia.
Si hemos hecho este somero repaso por la figura de Thor, no debemos olvidar otra figura igual de importante en la mitología nórdica y que, en la película de Kenneth Branagh va a ser el antagonista principal (como lo es en los cómics). Sí, sagaz lector, nos referimos a Loki.
Loki es un dios contradictorio (si es que puede considerarse divinidad porque no se le rendía culto) y complejo, hijo de los gigantes Fárbauti y Nál, padre de monstruos (el lobo Fenrir o la sierpe Jörmungandr) y de la deidad suprema infernal Hela. Sería muy ingenuo etiquetarlo como un dios del Mal (antitético al bondadoso y luminoso Balder) porque son numerosos episodios de las Eddur los que relatan la ayuda que procura a los ases, como el caballo mágico de Odín, así también como los avergonzaba recordándoles sus actos innobles. Se trata de un personaje útil pero también tramposo (trickster), traidor, embustero, ladrón y egoísta. Como Odín, puede metamorfosearse en el animal que le plazca. No le importan los humanos y no se atiene a pactos ni a normas. Es un enemigo del orden establecido, el principio de entropía, la fuerza dinamizadora que impide la acinesia del mundo y que provoca la purificación del Ragnarök.
Con la llegada del cristianismo, su analogía con Satanás (el que acusa, el opositor) hizo que fuera identificado plenamente con su figura, perdiendo su ambigüedad original.
John Bauer Loki encuentra el corazón de Gullveig
Que este artículo perdido entre uno de tantos millones de blogs en la nube sirva de homenaje a todos los islandeses, que están dando una lección al mundo como gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
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