Melodías que poseen una temática en sus letras dedicadas al suicidio... un asunto difícil y más abundante de lo que nos creemos.
El mundo del pop, jazz, rock, es profuso en esta materia, y la lírica siempre ha sido un medio idóneo para la expresión de sentimientos inflamados que dan rienda suelta a la vertiente autodestructiva humana. Vamos a centrarnos en aquellas canciones cuyas poesías han trascendido, de forma desafortunada, más allá del acto simple de su escucha.
Podemos empezar nombrando la pieza musical compuesta para piano por Leo Ornstein en 1918, Suicide in an Airplane, como ejemplo de obra de género clásico, aunque esté repleta de clústeres tonales y sus consiguientes disonancias. No obstante, es menester comenzar con la canción que ganó justamente fama de maldita y fue bautizada como la canción húngara del suicidio.
Fue compuesta en 1933 por Rezső Seress y László Jávor, su título original en magiar es Szomorú vasárnap, cuya traducción es Domingo triste, y según se cuenta, estaba dedicada a una novia muerta de Seress que se suicidó dejando escritas en una nota de despedida esas dos mismas palabras...
El domingo es triste, con cientos de flores blancas
te espero, amor, en una oración.
te espero, amor, en una oración.
Domingo por la mañana, persiguiendo sueños
y dolor sin retroceso.
Desde entonces, el domingo es siempre triste
con lágrimas en mi bebida y aflicción en mi sustento
Domingo triste
Este domingo, querido, ven a mí,
habrá un sacerdote, un ataúd, una carroza y un sudario,
habrá flores para tí, flores y un ataúd.
Debajo de los árboles en flor haré mi último viaje,
mis ojos estarán abiertos para verte otra vez...
no tengas miedo de mis ojos sin vida
pues incluso desde la muerte te estoy bendiciendo
el último Domingo
En un contexto convulso, periodo entre guerras, acercamiento por parte de Hungría a la Alemania nazi y crisis económica, la canción caló profundamente por su irresistible melancolía, provocando una ola de suicidios en el país magiar, que la llevó a ser censurada.
Ésto no impidió el éxito categórico de la canción, más bien al contrario, incluso se realizaron versiones en inglés como la célebre de la maravillosa Billie Holiday (versión suavizada en su letra, por cierto), que, dados los antecedentes y lo que estaba causando entre la población, fue prohibida de nuevo hasta su retransmisión en la mismísima BBC, y de ahí por contagio a numerosos clubs y emisoras de Estados Unidos... lo que acrecentó todavía más su fama de maldita a niveles increíbles.
Así que ha pasado a la historia, indudablemente, como tema maldito que ha sido versioneado en distintos idiomas y por multitud de artistas, que van desde Portishead, BjÖrk, Serge Gainsbourg, Ricky Nelson, Ray Charles, Diamanda Galas, Elvis Costello, Christian Death o el excéntrico Anton Lavey. Ha inspirado películas, como la española la Caja Kovak; ha aparecido, cómo no, en los Simpson y hasta el escritor Bukowski aludió a ella. Está claro que su impacto sociocultural fue importante, y lo sigue siendo, sin mencionar la calidad de por sí de la composición a pesar de que su mensaje no sea precisamente alegre.
Otra composición pero de género muy distinto y que nos habla de suicidio, es Suicide Solution, de Ozzy Osbourne, vocalista durante muchos años de la banda Black Sabbath.
De su disco debut en solitario Blizzard of Ozz procede el tema en cuestión, cuya letra fue el detonante de que Ozzy Osbourne fuera procesado judicialmente en 1986.
El cantante explicó que los versos de la canción estaban dedicados a Bon Scott, otro famoso cantante de rock, de la banda AC/DC, que murió de una tremenda borrachera, ya que tenía tendencia a abusar del alcohol. Fue esa adicción que el propio Ozzy sufría, la que lo impulsó a escribir la canción, ya que la palabra solution, no se refería a desenlace o término, sino a sustancia, emulsión. El sentido de la canción no tenía nada que ver con incitar al suicidio a nadie, se trataba en realidad de un tema bastante amargo sobre el alcoholismo y la autodestrucción derivada de él.
De su disco debut en solitario Blizzard of Ozz procede el tema en cuestión, cuya letra fue el detonante de que Ozzy Osbourne fuera procesado judicialmente en 1986.
¿La razón?
El suicidio del adolescente canadiense John McCollum, enfermo de depresión, pegándose un tiro, mientras escuchaba la canción. Los padres del muchacho acusaron a Ozzy Osbourne de incitar a la autodestrucción con sus letras.
La composición fue analizada por el Instituto de investigación Bioacústica, que afirmó encontrar mensajes subliminales que inducían al suicidio. Ozzy Osbourne, evidentemente, lo negó en el juicio. El cantante explicó que los versos de la canción estaban dedicados a Bon Scott, otro famoso cantante de rock, de la banda AC/DC, que murió de una tremenda borrachera, ya que tenía tendencia a abusar del alcohol. Fue esa adicción que el propio Ozzy sufría, la que lo impulsó a escribir la canción, ya que la palabra solution, no se refería a desenlace o término, sino a sustancia, emulsión. El sentido de la canción no tenía nada que ver con incitar al suicidio a nadie, se trataba en realidad de un tema bastante amargo sobre el alcoholismo y la autodestrucción derivada de él.
Ozzy Osbourne fue absuelto, aunque no se libró de volver a ser acusado, por segunda vez, de provocar el suicidio de otro joven de 14 años en Minnesota. En este caso también fueron acusadas otras bandas del mismo género musical como Mötley Crüe, AC/DC o Judas Priest.
Halford echándose unas jotas en el juicio
Y ya para ir finalizando, qué mejor colofón que acudir a Kurt Cobain, artista que plasmó en las letras de numerosas composiciones su talante autodestructivo y tendencias depresivas.
Una de las más significativas, aunque no de las más populares, es la explícita I hate myself and I want to die.
Afortunadamente, esa predilección por la autodestrucción no fue más allá de sí mismo, pero sí era el reflejo de un movimiento musical ampliamente conocido como Sonido Seattle o Grunge, y cuyo ideario, expresado rotundamente en sus textos, no era en general muy festivo.
Otros ejemplos de júbilo y gozo en los versos de otras bandas pertenecientes al mismo movimiento musical, serían Down in a Hole de Alice in Chains o Jeremy de Pearl Jam.
Una de las más significativas, aunque no de las más populares, es la explícita I hate myself and I want to die.
Afortunadamente, esa predilección por la autodestrucción no fue más allá de sí mismo, pero sí era el reflejo de un movimiento musical ampliamente conocido como Sonido Seattle o Grunge, y cuyo ideario, expresado rotundamente en sus textos, no era en general muy festivo.
Otros ejemplos de júbilo y gozo en los versos de otras bandas pertenecientes al mismo movimiento musical, serían Down in a Hole de Alice in Chains o Jeremy de Pearl Jam.
hola! me llamo Jaume y hace unas semanas que encontre esta bitacora por pura casualidad. la verdad es ke me tiene superenganchado y a traves de este blog he conocido tambien el programa de radio de dimensión Limite. los programas sobre cosas paranormales no me gustan mucho pero el vuestro es original y os lo kurrais un montón. mi enhorabuena a todos en especial a bea ke una tía kontrole sobre comix por ejemplo es bastante raro y encima pilota sobre otros temas como musica molona tambien así que animo, akí teneis un lector y oyente. salut!
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