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1 de abril de 2011

Mecha: épica tecnológica desde Japón






El mecha es uno de los subgéneros dentro del manga y anime más añejos, donde objetos mecánicos, generalmente robots gigantes, poseen cierta relevancia argumental y protagonismo en un contexto próximo al de la Ciencia Ficción. Estos artefactos mecánicos suelen estar dirigidos por humanos y poseen sofisticados recursos armamentísticos.
Pero el término en sí, mecha, es un apócope de la palabra inglesa mechanical y no procede de Japón. Se impuso desde Occidente y es aceptada de manera general para designar este tipo de publicación y animación.

Aunque es en la literatura europea donde realmente encontramos los primeros antecedentes que nos orientan a esta singular idea de un objeto mecánico gigante gobernado por una inteligencia humana. Julio Verne, en su obra La Casa de Vapor (1880), hace aparecer un enorme elefante mecánico que recorre el norte de la India conducido desde el interior por su creador, un ingeniero. Otro precedente son las máquinas de guerra o trípodes de la Guerra de los Mundos de H. G. Wells, controlados por marcianos.

Ya en Japón es Osamu Tezuka, el Dios indiscutible del manga, el que en 1951 crea a Tetsuwan Atomu, más conocido como Astroboy. El impacto de Astroboy fue colosal desde el principio, el nuevo Frankenstein de la Era Atómica, una auténtica revelación que inspiraría a multitud de autores de manga y anime... y no sólo mecha.  


Inciso: estamos hablando de una máquina (en este caso antropomorfa) creada por el hombre pero consciente, autosuficiente y superior en muchos aspectos a la raza humana. Astroboy es relativamente dócil... pero, ¿y si hubiera dejado de serlo?  Samuel Butler y su Erewhon (1872) resultan ser asombrosamente proféticos en este aspecto. Tezuka podría haber destapado algo mucho más grande, aunque no se atrevió a explorarlo del todo, prefiriendo permanecer en la cómoda y segura zona del control y/o sumisión de la máquina al hombre, como hizo una mayoría de autores mecha después de él. Más adelante, en otras disciplinas encontraríamos: 2001: A Space Odyssey (1968), ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? (1968), la serie Battlestar Galactica (1978/2003), la película Matrix (1999), el libro La Jihad Butleriana (2002) entre muchas otras muestras de lo que Isaac Asimov denominó Complejo de Frankenstein. En el mecha todavía tendríamos que esperar unos añitos más. De todas formas, recomendamos también acercarse a una visión menos pavorosa como la del ingeniero de robótica  Mashahiro Mori en El Valle inquietante (1970) o The Buddha in the Robot (1974).

Astroboy tuvo su correspondiente anime, que fue el primer anime de la historia, en 1963 y, para estrenar también lo que iba a convertirse en una estúpida tónica a lo largo de los años, en Estados Unidos algunos capítulos fueron censurados por considerarse poco apropiados para las tiernas mentes infantiles. Este tipo de chorradas, bastante molestas, se seguirán dando en el futuro incluso todavía hoy. 


鉄腕アトム, Astroboy 
la influencia de Disney es patente


Osamu Tezuka nos introducía en la historia del intento de reconstrucción de un ser humano fallecido a través de la industria, la ingeniería: un super-robot con forma de niño, AstroBoy, dotado de personalidad, sentimientos e inteligencia, como también de rayos X en los ojos, cohetes en sus extremidades y más habilidades mecánicas. Como sucede con el género mecha en la actualidad, estas historias iban dirigidas al público juvenil masculino, lo que en el argot del manga y anime es denominado shōnen

Pero, ¿cuándo realmente se considera inaugurado el subgénero mecha
En 1956, con la aparición de Yetsujin Nijuhachi-goIron Man 28, manga del autor Mitsuteru Yokoyama.
Todavía con el recuerdo de la II Guerra Mundial bastante fresco, el argumento nos sumergía en la última creación del doctor Kaneda: un robot con grandes habilidades para defender al Imperio Japonés en la contienda. Pero este super-arma robótica llega tarde, la terrible pugna ha acabado, y tras fallecer a causa de un infarto, Kaneda lega a su hijo de 10 años, Shotaro, el artefacto mecánico. A partir de entonces el muchachito manejará con un control remoto el super-arma para luchar contra el crimen y otros robots gigantes que irán apareciendo.

Y es ya en 1972 cuando el autor Go-Nagai asienta y moderniza el género con las pautas que más adelante otros autores irán desarrollando. No sólo a través de su creación más célebre, Majinga Zetto, Mazinger Z, sino con otras obras y/o secuelas como Getter RoboUFO Robo Grendizer
Una de las novedades fue que el robot gigante se manejaba desde el interior, encontrándonos con una verdadera unión entre humano y máquina, una auténtica prolongación física del cuerpo del piloto.

La conmoción que supuso en la sociedad española este anime fue tan grande que publicaciones de la época no pudieron evitar caer en la tentación de escribir sobre el acontecimiento. Así sucedió con la revista Triunfo, que en su número 800 publicó una segunda lectura de la serie bastante curiosa: el periodista Fernando González hacía una interpretación de la serie en clave política, en la que el capitalismo y la sociedad de consumo se erigían como los verdaderos símbolos ocultos; y cómo la ideología subliminal fascista e imperialista puede influenciar negativamente en la mente de los niños, donde se demonizaba el comunismo y se encontraban también conexiones con el nazismo. Una especie de lavado cerebral infantil.


Figura de Mazinger Z en un parque infantil de Pla de Santa María, Tarragona


El mecha, evidentemente, no nace ni muere con Mazinger Z.
No hay que negar su importancia en el género, pero el mecha siguió evolucionando e influyó en otros ámbitos distintos al manga o anime

Ejemplos meridianos de este influjo fuera del mundo japonés son los Transformers, originalmente una línea de juguetes de creación estadounidense de 1983, pero que luego por su éxito, migraron al mundo del cómic, la animación (de manos de Marvel) y al cine. Transformers se diferencia del mecha de manera significativa en que son máquinas vivas e independientes, no pilotadas o gobernadas por seres humanos, poseyendo este hecho unas implicaciones mucho más graves... aunque de facto no hayan aprovechado ese filón demasiado. 
Después aparecieron Voltron (1984, con parte de presupuesto nipón) o Robotech (1985), un remix americano de series japonesas, que también engendraron una cantidad de franquicias y parafernalia importantes. Por no hablar de los Power Rangers (1993) aunque en este caso concreto es más  justo encuadrarlos en un género más amplio, Tokusatsu, que más adelante en otra Tabla Esmeralda, trataremos... because We Love Godzilla!


el walker tiene sed


Y regresando de nuevo a Japón, es vital nombrar Space Battleship Yamato, mecha de tipo espacial (1973), Brave Raideen (1975), el clásico Gundam (1979), el imprescindible Seisenshi DambainAura Battler Dunbine (1983) de tipo Espada y Brujería, The Vision of Escaflowne (1996), la divertidísima Full Metal Panic! (1999) o la más reciente Tengen Toppa Gurren Lagann (2007), entre otros, como ejemplos espléndidos del subgénero. 

El mecha ha seguido recreándose sin cesar y actualmente, salvo por el uso de robots gigantes o máquinas, la mayoría de argumentos y tipo de personajes poco tienen ya que ver con los guiones candorosos y ligeramente bobalicones de los 70 (se hacía especial énfasis en los combates) y sus protagonistas planos y estereotipados. 
Ahora encontramos que hay mecha para todos los rangos de edad y ya no son tan exclusivos del público masculino. El Super Robot clásico original, que goza de buena salud, ha ido abriendo puertas a otro tipo de máquinas más acordes a los nuevos tiempos, así como también se están realizando interesantes remakes de clásicos del mecha.


Shinji Ikari echándole narices al tema


Y para ir finalizando, qué mejor broche que el del considerado el mejor mecha de la historia... de momento.
Neon Genesis Evangelion (1994) de Yoshiyuki Sadamoto y Hideaki Anno, es el paradigma de mecha contemporáneo donde la complejidad de guión y las características enfermizas de la psicología de los personajes, se unen ya no a unas meras máquinas controladas por humanos, sino a una especie de cyborgs con peculiaridades ¿orgánicas?... y no podemos contar más porque no beneficiaría a los que decidan zambullirse en su paranoica historia. 
El manga de Evangelion todavía no ha finalizado y en estos últimos años está siendo producido un hilo de películas que regeneran los contenidos de la serie inicial.


Ubicada en un ya no tan lejano 2015, la tierra ha sido atacada por unas criaturas misteriosas denominadas ángeles, acabando con la mitad de la población del planeta. Estos seres que poseen un 99,9% de material genético humano, son descritos como partícula y onda a la vez. La ONU, para defenderse de nuevos ataques de estas criaturas, ordena construir a una empresa japonesa unos gigantes biomecánicos, que sólo pueden ser manejados por adolescentes. 
Heidegger,  conspiracionismo, Cábala y Philip K. Dick son, entre otras muchísimas, las reminiscencias que pueden encontrarse en esta obra, una innegable revolución ya no sólo en el mecha, sino en todo el universo del manga y anime.



1 comentario:

  1. Gran reportaje haciendose eco de toda la evolucion y no quedandose con el tiro facil de la nostalgia iberica por Mazinger.
    Hacia falta un articulo asi, me temo que en este pais mucho bobalicon esta en la Luna respecto a este tema.

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Mecha: épica tecnológica desde Japón

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El mecha es uno de los subgéneros dentro del manga y anime más añejos, donde objetos mecánicos, generalmente robots gigantes, poseen cierta relevancia argumental y protagonismo en un contexto próximo al de la Ciencia Ficción. Estos artefactos mecánicos suelen estar dirigidos por humanos y poseen sofisticados recursos armamentísticos.
Pero el término en sí, mecha, es un apócope de la palabra inglesa mechanical y no procede de Japón. Se impuso desde Occidente y es aceptada de manera general para designar este tipo de publicación y animación.

Aunque es en la literatura europea donde realmente encontramos los primeros antecedentes que nos orientan a esta singular idea de un objeto mecánico gigante gobernado por una inteligencia humana. Julio Verne, en su obra La Casa de Vapor (1880), hace aparecer un enorme elefante mecánico que recorre el norte de la India conducido desde el interior por su creador, un ingeniero. Otro precedente son las máquinas de guerra o trípodes de la Guerra de los Mundos de H. G. Wells, controlados por marcianos.

Ya en Japón es Osamu Tezuka, el Dios indiscutible del manga, el que en 1951 crea a Tetsuwan Atomu, más conocido como Astroboy. El impacto de Astroboy fue colosal desde el principio, el nuevo Frankenstein de la Era Atómica, una auténtica revelación que inspiraría a multitud de autores de manga y anime... y no sólo mecha.  


Inciso: estamos hablando de una máquina (en este caso antropomorfa) creada por el hombre pero consciente, autosuficiente y superior en muchos aspectos a la raza humana. Astroboy es relativamente dócil... pero, ¿y si hubiera dejado de serlo?  Samuel Butler y su Erewhon (1872) resultan ser asombrosamente proféticos en este aspecto. Tezuka podría haber destapado algo mucho más grande, aunque no se atrevió a explorarlo del todo, prefiriendo permanecer en la cómoda y segura zona del control y/o sumisión de la máquina al hombre, como hizo una mayoría de autores mecha después de él. Más adelante, en otras disciplinas encontraríamos: 2001: A Space Odyssey (1968), ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? (1968), la serie Battlestar Galactica (1978/2003), la película Matrix (1999), el libro La Jihad Butleriana (2002) entre muchas otras muestras de lo que Isaac Asimov denominó Complejo de Frankenstein. En el mecha todavía tendríamos que esperar unos añitos más. De todas formas, recomendamos también acercarse a una visión menos pavorosa como la del ingeniero de robótica  Mashahiro Mori en El Valle inquietante (1970) o The Buddha in the Robot (1974).

Astroboy tuvo su correspondiente anime, que fue el primer anime de la historia, en 1963 y, para estrenar también lo que iba a convertirse en una estúpida tónica a lo largo de los años, en Estados Unidos algunos capítulos fueron censurados por considerarse poco apropiados para las tiernas mentes infantiles. Este tipo de chorradas, bastante molestas, se seguirán dando en el futuro incluso todavía hoy. 


鉄腕アトム, Astroboy 
la influencia de Disney es patente


Osamu Tezuka nos introducía en la historia del intento de reconstrucción de un ser humano fallecido a través de la industria, la ingeniería: un super-robot con forma de niño, AstroBoy, dotado de personalidad, sentimientos e inteligencia, como también de rayos X en los ojos, cohetes en sus extremidades y más habilidades mecánicas. Como sucede con el género mecha en la actualidad, estas historias iban dirigidas al público juvenil masculino, lo que en el argot del manga y anime es denominado shōnen

Pero, ¿cuándo realmente se considera inaugurado el subgénero mecha
En 1956, con la aparición de Yetsujin Nijuhachi-goIron Man 28, manga del autor Mitsuteru Yokoyama.
Todavía con el recuerdo de la II Guerra Mundial bastante fresco, el argumento nos sumergía en la última creación del doctor Kaneda: un robot con grandes habilidades para defender al Imperio Japonés en la contienda. Pero este super-arma robótica llega tarde, la terrible pugna ha acabado, y tras fallecer a causa de un infarto, Kaneda lega a su hijo de 10 años, Shotaro, el artefacto mecánico. A partir de entonces el muchachito manejará con un control remoto el super-arma para luchar contra el crimen y otros robots gigantes que irán apareciendo.

Y es ya en 1972 cuando el autor Go-Nagai asienta y moderniza el género con las pautas que más adelante otros autores irán desarrollando. No sólo a través de su creación más célebre, Majinga Zetto, Mazinger Z, sino con otras obras y/o secuelas como Getter RoboUFO Robo Grendizer
Una de las novedades fue que el robot gigante se manejaba desde el interior, encontrándonos con una verdadera unión entre humano y máquina, una auténtica prolongación física del cuerpo del piloto.

La conmoción que supuso en la sociedad española este anime fue tan grande que publicaciones de la época no pudieron evitar caer en la tentación de escribir sobre el acontecimiento. Así sucedió con la revista Triunfo, que en su número 800 publicó una segunda lectura de la serie bastante curiosa: el periodista Fernando González hacía una interpretación de la serie en clave política, en la que el capitalismo y la sociedad de consumo se erigían como los verdaderos símbolos ocultos; y cómo la ideología subliminal fascista e imperialista puede influenciar negativamente en la mente de los niños, donde se demonizaba el comunismo y se encontraban también conexiones con el nazismo. Una especie de lavado cerebral infantil.


Figura de Mazinger Z en un parque infantil de Pla de Santa María, Tarragona


El mecha, evidentemente, no nace ni muere con Mazinger Z.
No hay que negar su importancia en el género, pero el mecha siguió evolucionando e influyó en otros ámbitos distintos al manga o anime

Ejemplos meridianos de este influjo fuera del mundo japonés son los Transformers, originalmente una línea de juguetes de creación estadounidense de 1983, pero que luego por su éxito, migraron al mundo del cómic, la animación (de manos de Marvel) y al cine. Transformers se diferencia del mecha de manera significativa en que son máquinas vivas e independientes, no pilotadas o gobernadas por seres humanos, poseyendo este hecho unas implicaciones mucho más graves... aunque de facto no hayan aprovechado ese filón demasiado. 
Después aparecieron Voltron (1984, con parte de presupuesto nipón) o Robotech (1985), un remix americano de series japonesas, que también engendraron una cantidad de franquicias y parafernalia importantes. Por no hablar de los Power Rangers (1993) aunque en este caso concreto es más  justo encuadrarlos en un género más amplio, Tokusatsu, que más adelante en otra Tabla Esmeralda, trataremos... because We Love Godzilla!


el walker tiene sed


Y regresando de nuevo a Japón, es vital nombrar Space Battleship Yamato, mecha de tipo espacial (1973), Brave Raideen (1975), el clásico Gundam (1979), el imprescindible Seisenshi DambainAura Battler Dunbine (1983) de tipo Espada y Brujería, The Vision of Escaflowne (1996), la divertidísima Full Metal Panic! (1999) o la más reciente Tengen Toppa Gurren Lagann (2007), entre otros, como ejemplos espléndidos del subgénero. 

El mecha ha seguido recreándose sin cesar y actualmente, salvo por el uso de robots gigantes o máquinas, la mayoría de argumentos y tipo de personajes poco tienen ya que ver con los guiones candorosos y ligeramente bobalicones de los 70 (se hacía especial énfasis en los combates) y sus protagonistas planos y estereotipados. 
Ahora encontramos que hay mecha para todos los rangos de edad y ya no son tan exclusivos del público masculino. El Super Robot clásico original, que goza de buena salud, ha ido abriendo puertas a otro tipo de máquinas más acordes a los nuevos tiempos, así como también se están realizando interesantes remakes de clásicos del mecha.


Shinji Ikari echándole narices al tema


Y para ir finalizando, qué mejor broche que el del considerado el mejor mecha de la historia... de momento.
Neon Genesis Evangelion (1994) de Yoshiyuki Sadamoto y Hideaki Anno, es el paradigma de mecha contemporáneo donde la complejidad de guión y las características enfermizas de la psicología de los personajes, se unen ya no a unas meras máquinas controladas por humanos, sino a una especie de cyborgs con peculiaridades ¿orgánicas?... y no podemos contar más porque no beneficiaría a los que decidan zambullirse en su paranoica historia. 
El manga de Evangelion todavía no ha finalizado y en estos últimos años está siendo producido un hilo de películas que regeneran los contenidos de la serie inicial.


Ubicada en un ya no tan lejano 2015, la tierra ha sido atacada por unas criaturas misteriosas denominadas ángeles, acabando con la mitad de la población del planeta. Estos seres que poseen un 99,9% de material genético humano, son descritos como partícula y onda a la vez. La ONU, para defenderse de nuevos ataques de estas criaturas, ordena construir a una empresa japonesa unos gigantes biomecánicos, que sólo pueden ser manejados por adolescentes. 
Heidegger,  conspiracionismo, Cábala y Philip K. Dick son, entre otras muchísimas, las reminiscencias que pueden encontrarse en esta obra, una innegable revolución ya no sólo en el mecha, sino en todo el universo del manga y anime.



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran reportaje haciendose eco de toda la evolucion y no quedandose con el tiro facil de la nostalgia iberica por Mazinger.
Hacia falta un articulo asi, me temo que en este pais mucho bobalicon esta en la Luna respecto a este tema.

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