Grant te agradece la atención

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2 de diciembre de 2010

A kind of Magic


Un 29 de Enero de 1972, desde su cálido y confortable hogar en el sur de Inglaterra, Alan Chedzoyprofesor del Weymouth College, envió una carta al periódico The Guardian,Who Reads Tolkien and Why?, donde explicaba que los lectores del escritor sudafricano son jóvenes apocados e introvertidos, con escasas dotes sociales, de actitud ortodoxa, que prefieren la evasión a enfrentar una situación emocional genuina y que por ello no desean leer otro tipo de literatura que no sea fantástica; son amantes de las ciencias y las matemáticas, y diestros en la resolución de crucigramas (!!!). 
Más o menos lo que hoy en día llamaríamos un nerd e incluso consideraríamos candidato a enfermo de síndrome de Asperger.
Desconocemos las fuentes y razonamientos que hicieron que el profesor Alan Chedzoy expusiera semejantes sandeces... sandeces que forman parte del estereotipo que posee mucha gente sobre el fan de literatura fantástica y que provienen de la más que trillada idea de que la fantasía, en este caso concreto la fantasía épica, es un género menor de escasa calidad literaria y que no merece mucho respeto o ser tomada en consideración.
Craso error. Los prejuicios son lo que tienen.
Así que inspirada por la sugerencia radiofónica de Antonio Runa, voy a desarrollar de manera breve (no vaya a narcotizar la cuestión), una pequeña apología de la injustamente denostada fantasía heroica



  Conan The Barbarian - Anvil Of Crom


No hace falta ser muy sagaz para encontrar las raíces del género en la propia Épica, en la Epopeya de Gilgamesh, en el Mahabharata, en la Odisea, en los cantares de gesta medievales: NibelungenliedBeowulf. 
Pero donde realmente comienza a germinar es con las novelas bizantinas (muy aconsejable, por ejemplo, Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Miguel de Cervantes) y, por supuesto, con las novelas de caballerías.  Estas últimas contienen los ingredientes necesarios que anteceden de forma directa a la fantasía épica tal como la conocemos actualmente: un protagonista que emprende un largo viaje de esencia iniciática, el camino del héroe, en un mundo imaginario de características realistas (un pasado/futuro remoto) pero donde aparecen elementos fabulosos (magia, monstruos, criaturas mitológicas...) de manera coherente y en el cual se desatan guerras y batallas.
Las sagas nórdicas, sobre todo islandesas (Íslendingasögur, Riddarasögur, Kämpensagas) y la difusión del ciclo artúrico, son el verdadero núcleo de la fantasía épica.
Pero no fue hasta finales del siglo XIX, con autores como lord Dunsany (The King of Elfland's Daughter, A Dreamer's Tales) y el Prerrafaelita William Morris (The Wood Beyond the World,The Well at the World's End), que no en vano tradujo varias sagas islandesas al inglés, que el género comenzó a tomar verdadera forma.


Isolda de William Morris


Así Henry Rider Haggard, el padre de Allan Quatermain, nos legó influenciado por las traducciones de MorrisEric Brighteyes, novela escrita a la antigua usanza de los poemas épicos vikingos con todos y cada uno de los componentes de las sagas islandesas, abriendo de par en par las puertas a un nuevo estilo y sensibilidad que florecerían espléndidamente a lo largo del siglo XX.
Estos tres escritores, con su gusto romántico por lo medieval enfrentado a la época industrial que vivían, y su nostalgia casi melancólica, dieron los primeros pasos que otros más tarde siguieron fielmente.


Pioneros del género fueron también  Eric Ruecker Eddison y James Brach Cabell, sin embargo y sin mermarles mérito, fue Robert Ervin Howard y sus aventuras para Weird Tales, los que popularizaron este tipo de historias. Él fue el creador de Conan el Cimmerio (entre otra multitud de personajes como Solomon Kane o Red Sonja) y de Esaú Cairn, anti-héroe de su novela corta Almuric, que posee las peculiaridades de la fantasía épica pero en una ubicación nueva: otro planeta. Almuric es, junto a Barsoom de Edgar Rice Burroughs (el padre de Tarzán) los ejemplos tempranos de un subgénero dentro del género: espada y planetaEn este confluyen elementos de la ciencia ficción, como el emplazamiento en dimensiones distintas o planetas diferentes, con los típicos de la fantasía heroica. Existen unos cuantos subgéneros más que fueron surgiendo para organizar el caudal de imaginación de los escritores, como el de Espada y Brujería (quizá el más famoso e intercambiable en ocasiones con la propia denominación de fantasía épica), el de Alta Fantasía o el de Ciclo Artúrico.
Pero no perdamos nuestro hilo. 
Durante las primeras décadas del siglo XX aparecieron las obras imprescindibles que cualquier seguidor del género conoce a la perfección, como Two Sought Adventure (1939) de Fritz Lieber que a lo largo de 50 años fue detallando las aventuras de dos célebres personajes, Fafhrd and the Gray Mouser (llegaron a aparecer en los cómics de Wonder Woman), a los cuales Dragones & Mazmorras adeuda abundante material. A Fritz Lieber además le debemos la denominación sword-and-sorcery, espada y brujería y también uno de mis relatos modernos de vampiros favoritos,The Girl with the Hungry Eyes.
Por supuesto, a finales de esa década, apareció el primer libro que luego conformaría el universo más conocido de la fantasía épica: El Hobbit (1937), de John Ronald Reuel Tolkien. En él se encuentra indudablemente la simiente de El Señor de los Anillos o el Silmarilion, obras que llevaron a cotas inimaginables de gloria al género y que han sido imitadas, plagiadas y homenajeadas hasta la saciedad.

Y fue en 1954 cuando el primer volumen de la trilogía de Tolkien vió la luz y, en 1956, el último de la heptalogía de las Crónicas de Narnia, de su amigo y colega Clive Staples Lewis.
Un poco más tarde fueron presentándose Las Crónicas de Elric de Melniboné (1961) de Michael Moorcock, Un mago de Terramar (1968) de Ursula K. Leguin o la mundialmente aplaudida La Historia Interminable (1979) del alemán  Michael Ende.
Queremos citar con especial cariño las obras Doneval (1978) y Favila (1989) de Graham Dunstan Martin, que aunque no obtuvieron mucho reconocimiento ni gran éxito, dada la explosión en los ochenta de la fantasía épica con la llegada de la Dragonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman, sí reunió en sus páginas las peculiaridades del género con sencillez, elegancia y delicadeza


Ilustración de Juan Carlos Eguillor para Doneval (Giftwish) 


Pues sí, a finales de los 70 y durante los 80, con la presentación de los juegos de rol y los primeros videojuegos, los horizontes de la fantasía heroica se ampliaron enormemente, además de que comenzaron a emerger las primeras películas en imagen real y de animación basadas en las obras más notorias del género, como El Señor de los Anillos (1978) de Ralph Bakshi, La historia Interminable (1984) y sus tristes secuelas, o todo el cosmos producido por Dragonlance (incialmente juego de mesa y luego macrosaga escrita) como también nuevas creaciones sin cimiento literario previo: He-Man y los Masters del Universo (1982), el largometraje animado Tygra: Fuego y Hielo (1983) con Bakshi de nuevo, Roy Thomas y el maravilloso Frazetta; el film Legend (1985) de Ridley Scott o la película de la factoría George Lucas Willow (1989). 

Inciso: ¿deberíamos incluir esa archiconocida franquicia de medios que es Star Wars aquí? Esperamos tus respuestas en los comentarios.
El mundo del manga y anime japoneses tampoco han podido eludir la influencia de la fantasía épica, ahí tenemos, por ejemplo, Record of Lodoss War  o la estupenda Slayers de Hajime Kanzaka.


Y es que la relación entre la fantasía épica y el cómic siempre ha sido abiertamente amistosa, de hecho muchos de los personajes de los libros han encontrado entre las viñetas otro medio de expresión tan válido como el de las letras, logrando gran divulgación. Es el caso de ConanRed Sonja, Elric de Melniboné e, incluso, también hallamos auténticas sagas exclusivamente comiqueras de corte épico como la de Bone de Jeff Smith (muy, muy, muy recomendable), donde las aventuras, la magia y sobre todo, un hilarante sentido del humor pegan un repaso deslumbrante al género.
Pero regresemos de nuevo a los libros, nos encontrábamos a mediados de los 80 con gente tan interesante como David Eddings, autor de dos pentalogías al estilo clásico: Crónicas de Belgarath y Crónicas de Mallorea; Glenn Cook y The Black Company; o Terry Prachett y su inacabable saga de Mundodisco con 38 novelas de momento (la primera El Color de la Magia y las 7 últimas todavía sin traducción al español) donde se tocan temas tan dispares como las doctrinas religiosas de diferentes países (India, mundo greco-romano, Australia, África...), la literatura Renacentista (Shakespeare, Dante), el Existencialismo, el Rock, el cine mudo, el Maoísmo o el fútbol.
Evidentemente, se comienza a vislumbrar un cambio en la postura del escritor de fantasía heroica. El maniqueísmo se diluye en favor de una mayor ambigüedad en los personajes, la inspiración se empieza a buscar en la historia y ya no tanto en lo legendario; y la mujer adopta un papel más activo e, incluso protagonista, acorde con la nueva mentalidad de los lectores (y lectoras). Se tantea una mayor proximidad con la realidad, haciendo desaparecer en ocasiones lo extraordinario o quimérico para convertir la obra casi en una novela histórica... con la diferencia de que todo lo narrado proviene de la imaginación del autor.
Así llegamos a las actuales sagas de fantasía épica, apellidadas nueva fantasía, cuya cabeza más visible es la laureada e idolatrada hasta la extenuación, Canción de hielo y fuego de George Raymond Richard Martin. Próximo a destronarlo se encuentra Steven Erikson y su Malazan Book of the Fallen, todavía sin traducción a nuestro idioma pero que ha causado furor entre los lectores curtidos. Y desde nuestro país, despertando del letargo, podemos disfrutar las carreras de fondo de Laura Gallego García o del ya más veterano Javier Negrete.

a los fans ya sabéis qué os espera...

Es tarea ardua el intentar compilar en una sola entrada de blog toda la infinita información existente sobre la fantasía épica, su historia y autores. No hemos nombrado todo ni a todos los que deberíamos, pero eso no significa que los hayamos olvidadoClark Ashton SmithJack Vance, La Espada de Joram, la publicación Heavy Metal...
Ésta es nuestra particular aportación a la difusión del género, para que llegue más allá de los ojos de un descifrador de crucigramas de personalidad asocial y con problemas de onanismo compulsivo...
Esperamos no os hayáis aburrido mucho.

2 comentarios:

  1. Interesante entrada.

    Una recomendación: los cambios de tamaño de letra hacen que el texto sea de difícil lectura. Te lo dice alguien que trabaja corrigiendo ese tipo de cosas.

    Es una recomendación.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tu opinión y tener la paciencia de leernos :)
    Tienes los mismos contenidos en el blog de la Tabla Esmeralda de Tumblr (está indicado en la columna de la derecha de esta web), donde no hay cambios en el tamaño de las fuentes:

    http://latablaesmeralda.tumblr.com

    Este artículo lo tienes en concreto aquí:

    http://latablaesmeralda.tumblr.com/post/9067386493/a-kind-of-magic

    Gracias de nuevo y nos leemos! :D

    ResponderEliminar

¡cuéntanos!

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Un 29 de Enero de 1972, desde su cálido y confortable hogar en el sur de Inglaterra, Alan Chedzoyprofesor del Weymouth College, envió una carta al periódico The Guardian,Who Reads Tolkien and Why?, donde explicaba que los lectores del escritor sudafricano son jóvenes apocados e introvertidos, con escasas dotes sociales, de actitud ortodoxa, que prefieren la evasión a enfrentar una situación emocional genuina y que por ello no desean leer otro tipo de literatura que no sea fantástica; son amantes de las ciencias y las matemáticas, y diestros en la resolución de crucigramas (!!!). 
Más o menos lo que hoy en día llamaríamos un nerd e incluso consideraríamos candidato a enfermo de síndrome de Asperger.
Desconocemos las fuentes y razonamientos que hicieron que el profesor Alan Chedzoy expusiera semejantes sandeces... sandeces que forman parte del estereotipo que posee mucha gente sobre el fan de literatura fantástica y que provienen de la más que trillada idea de que la fantasía, en este caso concreto la fantasía épica, es un género menor de escasa calidad literaria y que no merece mucho respeto o ser tomada en consideración.
Craso error. Los prejuicios son lo que tienen.
Así que inspirada por la sugerencia radiofónica de Antonio Runa, voy a desarrollar de manera breve (no vaya a narcotizar la cuestión), una pequeña apología de la injustamente denostada fantasía heroica



  Conan The Barbarian - Anvil Of Crom


No hace falta ser muy sagaz para encontrar las raíces del género en la propia Épica, en la Epopeya de Gilgamesh, en el Mahabharata, en la Odisea, en los cantares de gesta medievales: NibelungenliedBeowulf. 
Pero donde realmente comienza a germinar es con las novelas bizantinas (muy aconsejable, por ejemplo, Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Miguel de Cervantes) y, por supuesto, con las novelas de caballerías.  Estas últimas contienen los ingredientes necesarios que anteceden de forma directa a la fantasía épica tal como la conocemos actualmente: un protagonista que emprende un largo viaje de esencia iniciática, el camino del héroe, en un mundo imaginario de características realistas (un pasado/futuro remoto) pero donde aparecen elementos fabulosos (magia, monstruos, criaturas mitológicas...) de manera coherente y en el cual se desatan guerras y batallas.
Las sagas nórdicas, sobre todo islandesas (Íslendingasögur, Riddarasögur, Kämpensagas) y la difusión del ciclo artúrico, son el verdadero núcleo de la fantasía épica.
Pero no fue hasta finales del siglo XIX, con autores como lord Dunsany (The King of Elfland's Daughter, A Dreamer's Tales) y el Prerrafaelita William Morris (The Wood Beyond the World,The Well at the World's End), que no en vano tradujo varias sagas islandesas al inglés, que el género comenzó a tomar verdadera forma.


Isolda de William Morris


Así Henry Rider Haggard, el padre de Allan Quatermain, nos legó influenciado por las traducciones de MorrisEric Brighteyes, novela escrita a la antigua usanza de los poemas épicos vikingos con todos y cada uno de los componentes de las sagas islandesas, abriendo de par en par las puertas a un nuevo estilo y sensibilidad que florecerían espléndidamente a lo largo del siglo XX.
Estos tres escritores, con su gusto romántico por lo medieval enfrentado a la época industrial que vivían, y su nostalgia casi melancólica, dieron los primeros pasos que otros más tarde siguieron fielmente.


Pioneros del género fueron también  Eric Ruecker Eddison y James Brach Cabell, sin embargo y sin mermarles mérito, fue Robert Ervin Howard y sus aventuras para Weird Tales, los que popularizaron este tipo de historias. Él fue el creador de Conan el Cimmerio (entre otra multitud de personajes como Solomon Kane o Red Sonja) y de Esaú Cairn, anti-héroe de su novela corta Almuric, que posee las peculiaridades de la fantasía épica pero en una ubicación nueva: otro planeta. Almuric es, junto a Barsoom de Edgar Rice Burroughs (el padre de Tarzán) los ejemplos tempranos de un subgénero dentro del género: espada y planetaEn este confluyen elementos de la ciencia ficción, como el emplazamiento en dimensiones distintas o planetas diferentes, con los típicos de la fantasía heroica. Existen unos cuantos subgéneros más que fueron surgiendo para organizar el caudal de imaginación de los escritores, como el de Espada y Brujería (quizá el más famoso e intercambiable en ocasiones con la propia denominación de fantasía épica), el de Alta Fantasía o el de Ciclo Artúrico.
Pero no perdamos nuestro hilo. 
Durante las primeras décadas del siglo XX aparecieron las obras imprescindibles que cualquier seguidor del género conoce a la perfección, como Two Sought Adventure (1939) de Fritz Lieber que a lo largo de 50 años fue detallando las aventuras de dos célebres personajes, Fafhrd and the Gray Mouser (llegaron a aparecer en los cómics de Wonder Woman), a los cuales Dragones & Mazmorras adeuda abundante material. A Fritz Lieber además le debemos la denominación sword-and-sorcery, espada y brujería y también uno de mis relatos modernos de vampiros favoritos,The Girl with the Hungry Eyes.
Por supuesto, a finales de esa década, apareció el primer libro que luego conformaría el universo más conocido de la fantasía épica: El Hobbit (1937), de John Ronald Reuel Tolkien. En él se encuentra indudablemente la simiente de El Señor de los Anillos o el Silmarilion, obras que llevaron a cotas inimaginables de gloria al género y que han sido imitadas, plagiadas y homenajeadas hasta la saciedad.

Y fue en 1954 cuando el primer volumen de la trilogía de Tolkien vió la luz y, en 1956, el último de la heptalogía de las Crónicas de Narnia, de su amigo y colega Clive Staples Lewis.
Un poco más tarde fueron presentándose Las Crónicas de Elric de Melniboné (1961) de Michael Moorcock, Un mago de Terramar (1968) de Ursula K. Leguin o la mundialmente aplaudida La Historia Interminable (1979) del alemán  Michael Ende.
Queremos citar con especial cariño las obras Doneval (1978) y Favila (1989) de Graham Dunstan Martin, que aunque no obtuvieron mucho reconocimiento ni gran éxito, dada la explosión en los ochenta de la fantasía épica con la llegada de la Dragonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman, sí reunió en sus páginas las peculiaridades del género con sencillez, elegancia y delicadeza


Ilustración de Juan Carlos Eguillor para Doneval (Giftwish) 


Pues sí, a finales de los 70 y durante los 80, con la presentación de los juegos de rol y los primeros videojuegos, los horizontes de la fantasía heroica se ampliaron enormemente, además de que comenzaron a emerger las primeras películas en imagen real y de animación basadas en las obras más notorias del género, como El Señor de los Anillos (1978) de Ralph Bakshi, La historia Interminable (1984) y sus tristes secuelas, o todo el cosmos producido por Dragonlance (incialmente juego de mesa y luego macrosaga escrita) como también nuevas creaciones sin cimiento literario previo: He-Man y los Masters del Universo (1982), el largometraje animado Tygra: Fuego y Hielo (1983) con Bakshi de nuevo, Roy Thomas y el maravilloso Frazetta; el film Legend (1985) de Ridley Scott o la película de la factoría George Lucas Willow (1989). 

Inciso: ¿deberíamos incluir esa archiconocida franquicia de medios que es Star Wars aquí? Esperamos tus respuestas en los comentarios.
El mundo del manga y anime japoneses tampoco han podido eludir la influencia de la fantasía épica, ahí tenemos, por ejemplo, Record of Lodoss War  o la estupenda Slayers de Hajime Kanzaka.


Y es que la relación entre la fantasía épica y el cómic siempre ha sido abiertamente amistosa, de hecho muchos de los personajes de los libros han encontrado entre las viñetas otro medio de expresión tan válido como el de las letras, logrando gran divulgación. Es el caso de ConanRed Sonja, Elric de Melniboné e, incluso, también hallamos auténticas sagas exclusivamente comiqueras de corte épico como la de Bone de Jeff Smith (muy, muy, muy recomendable), donde las aventuras, la magia y sobre todo, un hilarante sentido del humor pegan un repaso deslumbrante al género.
Pero regresemos de nuevo a los libros, nos encontrábamos a mediados de los 80 con gente tan interesante como David Eddings, autor de dos pentalogías al estilo clásico: Crónicas de Belgarath y Crónicas de Mallorea; Glenn Cook y The Black Company; o Terry Prachett y su inacabable saga de Mundodisco con 38 novelas de momento (la primera El Color de la Magia y las 7 últimas todavía sin traducción al español) donde se tocan temas tan dispares como las doctrinas religiosas de diferentes países (India, mundo greco-romano, Australia, África...), la literatura Renacentista (Shakespeare, Dante), el Existencialismo, el Rock, el cine mudo, el Maoísmo o el fútbol.
Evidentemente, se comienza a vislumbrar un cambio en la postura del escritor de fantasía heroica. El maniqueísmo se diluye en favor de una mayor ambigüedad en los personajes, la inspiración se empieza a buscar en la historia y ya no tanto en lo legendario; y la mujer adopta un papel más activo e, incluso protagonista, acorde con la nueva mentalidad de los lectores (y lectoras). Se tantea una mayor proximidad con la realidad, haciendo desaparecer en ocasiones lo extraordinario o quimérico para convertir la obra casi en una novela histórica... con la diferencia de que todo lo narrado proviene de la imaginación del autor.
Así llegamos a las actuales sagas de fantasía épica, apellidadas nueva fantasía, cuya cabeza más visible es la laureada e idolatrada hasta la extenuación, Canción de hielo y fuego de George Raymond Richard Martin. Próximo a destronarlo se encuentra Steven Erikson y su Malazan Book of the Fallen, todavía sin traducción a nuestro idioma pero que ha causado furor entre los lectores curtidos. Y desde nuestro país, despertando del letargo, podemos disfrutar las carreras de fondo de Laura Gallego García o del ya más veterano Javier Negrete.

a los fans ya sabéis qué os espera...

Es tarea ardua el intentar compilar en una sola entrada de blog toda la infinita información existente sobre la fantasía épica, su historia y autores. No hemos nombrado todo ni a todos los que deberíamos, pero eso no significa que los hayamos olvidadoClark Ashton SmithJack Vance, La Espada de Joram, la publicación Heavy Metal...
Ésta es nuestra particular aportación a la difusión del género, para que llegue más allá de los ojos de un descifrador de crucigramas de personalidad asocial y con problemas de onanismo compulsivo...
Esperamos no os hayáis aburrido mucho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante entrada.

Una recomendación: los cambios de tamaño de letra hacen que el texto sea de difícil lectura. Te lo dice alguien que trabaja corrigiendo ese tipo de cosas.

Es una recomendación.

Saludos

La Tabla Esmeralda dijo...

Muchas gracias por tu opinión y tener la paciencia de leernos :)
Tienes los mismos contenidos en el blog de la Tabla Esmeralda de Tumblr (está indicado en la columna de la derecha de esta web), donde no hay cambios en el tamaño de las fuentes:

http://latablaesmeralda.tumblr.com

Este artículo lo tienes en concreto aquí:

http://latablaesmeralda.tumblr.com/post/9067386493/a-kind-of-magic

Gracias de nuevo y nos leemos! :D

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